El Mango, un corregimiento caucano acosado por la coca, la guerrilla y las bandas criminales, comenzó a sembrar la paz de la mano de un grupo de carabineros de la Policía Nacional que encontró en el café la semilla de la reconciliación.
En medio de las heridas causadas por las constantes tomas guerrilleras, que segaron vidas, destruyeron casas y sueños y llenaron de desesperanza a este caserío enclavado en las montañas de Argelia, los patrulleros Juan Gabriel Erazo y Luis Fernando Pozo decidieron aprovechar sus conocimientos agropecuarios para echar a andar con los campesinos un programa de sustitución de cultivos.
Lo primero que hicieron, en compañía de otros carabineros, fue crear su propio semillero de café y luego se fueron vereda por vereda, casa por casa, enseñando las bondades del café frente a la hoja de coca, mata que tanta muerte y desolación ha causado en el alma de estos humildes labriegos.
“Como soy hijo de campesinos y caficultores, aprendí cómo trabajar con nuestra gente del campo. Me nace estar en contacto con la comunidad rural, para hablar con las personas, saludarlas y capacitarlas en otras alternativas, para que vivan sin depender de los cultivos ilícitos”, sostiene el patrullero Erazo.
“La situación en esta región es muy compleja, porque la gente aquí sobrevive más por los cultivos ilícitos. Por esa razón recorremos cada vereda hablando de los beneficios del café, por ejemplo, que es más productivo, eficiente y que se vende a mejor precio en el mercado”, agrega el patrullero Rozo.
Los argelinos, que sobrevivieron incluso a 70 tomas subversivas en tan solo tres años, no dudaron en acoger la iniciativa de sus policías, quienes no solo les donaron semillas, sino que les prestaron toda la asistencia técnica necesaria para que los cultivos sean lo más productivos posibles.
El objetivo institucional es extender este plan piloto a todo el municipio de Argelia y al departamento del Cauca, incluidos otros cultivos, como cacao y frutales.
Al buen clima de la región para producir café tipo exportación se suma el buen clima de la paz. De un tiempo para acá cesaron los cilindros bomba, que en el pasado mataron hasta a siete policías en un solo domingo, y ha crecido la cultura de la legalidad para desterrar a todos los actores armados.
Policía y comunidad han ido sanando heridas para trabajar unidos. El propio ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, llegó en diciembre de 2015 para felicitar a los uniformados por su loable tarea. Incluso rezó la Novena de Navidad con ellos. “Para mí es un gran gusto poder cumplir la promesa de venir a visitar a nuestros hombres de la Fuerza Pública en El Mango, un lugar donde hemos sido víctimas de tanta violencia y amenazas”.