Distrito Capital, Bogotá
Miércoles, 16 de Enero de 2019
Hombres del ESMAD se enfrentaron a la furia de la naturaleza y le arrebataron a una alcantarilla la vida de un niño que cayó en medio de un partido de fútbol.

La tarde parecía noche. Truenos, relámpagos, rayos y lluvia torrencial despertaron el caos bogotano y los enormes trancones ponían a prueba la paciencia de los capitalinos. Sin embargo, en una esquina del parque El Progreso, en pleno centro de Bogotá, Cristian, de 6 años, y su grupo de amigos desafiaban el frío y la oscuridad para disfrutar del cotidiano picadito de fútbol. En medio de gambetas y amagues, el balón salió disparado y quedó atrapado entre las aguas que corrían por las calles. Cristian fue a su rescate, pero desapareció ante la vista atónita de la vecina que los observaba desde una ventana. Lo llamaban, pero no respondía. Cristian había caído cinco metros dentro de una alcantarilla a la que los vándalos le habían robado la tapa y cuyo orificio no se veía por cuenta de la oscuridad y la corriente.

Los gritos de la vecina y de los demás lugareños alertaron a seis policías del Escuadrón Antidisturbios de la Policía (ESMAD), que se aprestaban a cenar e irse a descansar, luego de una agotadora jornada. Los patrulleros Leonardo Guzmán Pájaro, Jhony Cáceres Valencia y Brayan Salamanca fueron los primeros en llegar. Guzmán se internó en la alcantarilla, atado de una soga que controlaba Cáceres. Ahí vino un diálogo angustiante para encontrar en medio de las tinieblas la voz de auxilio del pequeño deportista. Arriba, los vecinos llegaban con linternas y más cuerdas para apoyar a los hombres del ESMAD, quienes abrieron tres alcantarillas por las que vieron pasar el cuerpo del niño. Abajo, Guzmán seguía su búsqueda frenética, hasta lograr tomar en sus brazos a Cristian, quien estaba agotado, con hipotermia extrema y a punto de desfallecer.

 "Fue un milagro muy grande. Ahí Dios me demostró cuánto me ama. Gracias amigos policías", exclamó la agradecida madre. ​