Nuestra mayor motivación como policías es proteger la niñez sin importar en que rincón del país nos encontremos, una cálida sonrisa, la mirada sincera y pura de un niño, es capaz de traer a nuestras vidas una tranquilidad que no se obtiene en cualquier lugar y nos ayuda a descubrir que la mayor riqueza del ser humano es encontrar su verdadera vocación, aquello que le permite descubrir para que está hecho.
Con el tiempo se aprende a valorar cada espacio y tiempo sin exigencias, sin afanes, y de esa manera se logra trasmitir a la niñez lo que realmente merece importancia, así es un día en Mitú, en donde se puede explorar el mágico mundo de la infancia, conocer los sueños de cada niño que cree plenamente en la posibilidad de poder alcanzarlo, donde se puede ser piloto, astronauta o arquitecto, por ello nuestra función es protegerlos y la única forma de hacerlo es conectarnos con el niño que llevamos dentro.
Independientemente de las diferentes lenguas que predominan en este departamento y que quizá no podamos entender, existe un lenguaje universal que es capaz de conectar los corazones y entender lo que estos transmiten, es lo que denominamos como “sonrisa”. Para ello no importa la raza, color de piel, edad, sexo o religión, simplemente somos seres con el mismo deseo de interactuar y servir.
Si quiere ser feliz trate de no omitir cada detalle de la vida y enfoque su objetivo en aquello que no pueda ver a simple vista, amando y cuidando a nuestra niñez.