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En el marco de las estrategias de prevención del delito, la Policía Metropolitana de Montería, a través de la Estación de Policía San Pelayo, llevó a cabo una campaña educativa dirigida al gremio de comerciantes en los barrios Centro y San Martín con el fin de prevenir el hurto a establecimientos comerciales y fortalecer la seguridad local.
Durante la jornada, miembros del Grupo de Policía Comunitaria compartieron con propietarios, administradores y trabajadores una serie de recomendaciones prácticas en seguridad física, control del personal y manejo adecuado del dinero. El objetivo fue promover una cultura de autoprotección y fomentar una mayor confianza entre los comerciantes y las autoridades.
Entre los consejos más destacados entregados a los comerciantes, se mencionaron:
Además, se destacó la importancia de trabajar en equipo con las autoridades, reportar actividades sospechosas y colocar avisos visibles que disuadan la comisión de delitos en los establecimientos comerciales.
El Subteniente Jorge Bermúdez, Comandante de la Estación de Policía San Pelayo, expresó: "Nuestra meta es acompañar al comerciante, escucharlo y brindarle herramientas prácticas para reducir el riesgo de hurto. La seguridad del comercio es la seguridad de todo el municipio, y por eso trabajamos hombro a hombro con la comunidad".
Con esta actividad, la Policía Metropolitana de Montería reafirma su compromiso con la prevención, el diálogo y la presencia institucional, fortaleciendo los lazos de confianza con los comerciantes y contribuyendo a que San Pelayo siga siendo un territorio seguro para vivir, visitar y emprender.
Magangué despertó con un cielo tardío. El sol, que se demoró en salir, finalmente se asomó con toda su majestad, iluminando las agitadas calles del centro y despertando la vida en cada rincón. El bullicio era el de todos los días: motos que cruzaban sin descanso, vendedores ofreciendo sus productos con energía y transeúntes corriendo contra el reloj. Sin embargo, en medio de este ajetreo, una escena sencilla, casi inadvertida, se convirtió en un recordatorio de que aún hay espacio para la bondad.
Doña Mercedes Pineda, una mujer de cabellos de plata y paso lento, intentaba cruzar la calle principal con la ayuda de su bastón. El tráfico no daba tregua y los vehículos parecían no notar su esfuerzo. Fue entonces cuando el subintendente Gehyler Pacheco Torrecilla, miembro de la Policía Nacional de Colombia, se acercó con determinación y respeto.
"Permítame ayudarla, doña", dijo el uniformado, levantando la mano para detener el tráfico.
Con paso firme y una sonrisa serena, el subintendente acompañó a la abuela hasta la otra acera. Al llegar, Doña Mercedes le tomó la mano con gratitud y le dijo, con la dulzura de quien ha vivido mucho y aún sabe reconocer lo bello de la vida:
"Todavía hay gente buena, mijo. Que Dios lo bendiga."
El uniformado, con humildad, restó importancia al gesto:
"No fue nada del otro mundo; solo hice lo que cualquier persona debería hacer. En la Policía nos enseñan que estamos para servir, y eso va más allá del uniforme. A veces ayudar a alguien a cruzar la calle también es una forma de proteger."
Quienes presenciaron el acto no pudieron evitar emocionarse. Algunos grabaron un video, otros sonrieron, y muchos simplemente se quedaron en silencio, sabiendo que acababan de ser testigos de algo más grande que cualquier operativo policial: una muestra de humanidad genuina.
Doña Mercedes, con lágrimas dulces en los ojos, explicó que ese gesto le recordó a su hijo, quien solía tomarla del brazo para ayudarla a cruzar. No eran lágrimas de tristeza, sino de profunda gratitud.
Los vecinos, conmovidos, coincidieron en que gestos como ese son los que realmente construyen la seguridad en una comunidad, una seguridad que va más allá de los operativos: "Uno a veces escucha cosas malas, pero también hay policías buenos, comprometidos con la gente", expresó un comerciante del lugar.
Así, bajo el sol que al principio parecía perezoso, pero terminó iluminando todo, Magangué fue testigo de un gesto de bondad que inspiró a muchos. Porque, en medio del ruido y el afán del día, un solo acto de empatía y servicio bastó para recordarnos que servir es una forma de amar, y que hay luces como la del subintendente Pacheco que hacen que el día valga la pena.
La Policía Metropolitana de Montería, a través de su Grupo de Policía Comunitaria, llevó a cabo una jornada educativa en el barrio Los Araujos con el objetivo de prevenir el delito de violencia intrafamiliar y promover la convivencia pacífica en el hogar.
Durante esta actividad, los uniformados compartieron con la comunidad valiosas recomendaciones de seguridad y pautas de convivencia, resaltando la importancia del diálogo como la herramienta principal para resolver conflictos familiares, y haciendo un llamado a la denuncia oportuna para evitar que las situaciones de violencia lleguen a mayores consecuencias.
Entre las recomendaciones más destacadas, se mencionaron:
Asimismo, los uniformados proporcionaron el número de contacto de la zona de atención policial, asegurando que la comunidad tuviera acceso a una respuesta inmediata y acompañamiento ante cualquier situación que amenace la tranquilidad de las familias.
“La familia es el primer espacio de convivencia, y cuando la cuidamos, fortalecemos toda la comunidad. Estas campañas buscan sensibilizar y prevenir, para que nadie más viva en silencio situaciones de maltrato”, expresó la Subteniente Andrea Ibáñez, jefe del Grupo de Policía Comunitaria de la Policía Metropolitana de Montería.
Con esta actividad, la Policía Metropolitana de Montería reafirma su compromiso de proteger la vida, la integridad y la armonía familiar, promoviendo entornos seguros donde prevalezcan el respeto y la solidaridad.
