Patrullajes entre el agua: Las policías desafían la corriente para no dejar sola a Tibú
Por: Emilio Gutiérrez Yance
En Tibú, Norte de Santander, el agua no solo arrastró pertenencias. Se llevó cosechas, recuerdos, sueños. Pero no la esperanza. Esa quedó aferrada a las botas enlodadas de los policías que, a falta de calles y caminos, abrieron senderos de solidaridad en medio del barro y la desesperanza.
En lugar de patrullas motorizadas, los agentes avanzan a pie, con el uniforme empapado y el alma cargada de compromiso. Caminan por calles convertidas en ríos, cruzan zonas oscuras donde solo la linterna colgando del cuello ilumina lo que antes era un vecindario, una tienda, un hogar.
No podíamos quedarnos en la estación viendo cómo la gente lo perdía todo, dice uno de los patrulleros, con la voz quebrada y los ojos cansados. Su jornada no tiene horario. Si llueve, patrullan. Si el agua sube, cruzan. Si alguien grita: “¡auxilio!”, corren.
Ya no son solo guardianes del orden, son rescatistas improvisados, brazos que cargan niños con fiebre, espaldas que sostienen ancianos que ya no pueden caminar, voces que tranquilizan a madres desesperadas. En una de esas rondas, bajo la lluvia que no cesa, sacaron a doña Carmen, una abuela de 70 años que se había quedado atrapada en su casa con su nieto de cinco. La llevaron en brazos, como si fuera su propia madre. Ella, entre sollozos, solo alcanzó a decir: “Dios me los mandó”. Y ellos, sin decir nada, siguieron.
En cada esquina de Tibú hay una historia así. En cada calle, un policía se ha convertido en el pilar de una familia que lo ha perdido todo. En Campo Dos, donde el río Tarra amenaza con devorarlo todo, un uniformado pasa casa por casa alertando, ayudando a levantar lo que se pueda salvar, cargando bolsas de víveres y esperanzas.
Las alertas siguen y los policías siguen firmes para cuidar lo que el agua no ha podido arrancar: la dignidad. Y es que, en Tibú, donde el conflicto dejó huellas que aún sangran, hoy se libra otra guerra. No contra el hombre, sino contra el olvido, contra la soledad, contra la indiferencia. Y en esa guerra, ellos no disparan. Abrazan.
Mientras el IDEAM advierte que las lluvias no cesarán hasta junio, y los informes hablan de muertos, heridos y miles de damnificados en todo el país, en este rincón del Catatumbo hay héroes sin capa, sin aplausos, pero con el alma entera puesta al servicio de los demás.
Porque en Tibú, donde las calles y caminos desaparecieron bajo el agua, los patrulleros siguen llegando. Con el corazón en la mano, aunque la corriente intente llevárselos. Pero donde la vida se tambalea, ellos son quienes la sostienen.
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Contundente operación permitió esclarecer el homicidio del patrullero Víctor Julio Marín Londoño
En un importante avance investigativo, la Policía Metropolitana de Barranquilla logró esclarecer el homicidio del patrullero Víctor Julio Marín Londoño, ocurrido el pasado mes de marzo en el barrio San Isidro.
Gracias a una contundente operación liderada por unidades de investigación criminal, se logró la captura de una persona en vía pública, la notificación de dos más en centro carcelario y la entrega voluntaria de un cuarto implicado. Además, fueron capturadas otras cuatro personas que, tras el homicidio del uniformado, hurtaron sus pertenencias.
De acuerdo con las investigaciones, el crimen estaría relacionado con un intento de hurto dirigido al patrullero Marín.
Los responsables fueron puestos a disposición de la Fiscalía General de la Nación por los delitos de homicidio agravado y fabricación, tráfico y porte ilegal de armas de fuego.
Las investigaciones indican que los implicados formarían parte de un grupo delincuencial común organizado conocido como “Los Marcadores”, dedicado a cometer hurtos violentos en la modalidad de atraco.
Capturas y notificaciones
Captura en vía pública: Se produjo en la calle 11 con carrera 5 del barrio Centro de Santa Marta. El capturado sería el encargado de trasladar las armas de fuego a esa ciudad tras el crimen. Registra seis anotaciones judiciales: tres por estafa, una por porte de estupefacientes, una por falsedad en documento público y una por falsedad marcaria.
Notificado en centro carcelario: Alias 'El Mono', señalado como el presunto sicario que disparó contra el patrullero Marín. Presenta cuatro anotaciones judiciales: tres por porte ilegal de armas de fuego y una por falsedad en documento público.
Notificado en centro carcelario: Alias 'Rafa', presunto conductor de la motocicleta utilizada en la huida. Tiene cuatro anotaciones judiciales: una por homicidio, dos por porte ilegal de armas de fuego y una por falsedad en documento público.
Entrega voluntaria: Alias 'El Taxista', se entregó a las autoridades tras el cerco policial y las labores investigativas. Habría facilitado el trasbordo del sicario en un vehículo tipo taxi, con el objetivo de evadir a las autoridades.
Elementos incautados
Durante las diligencias judiciales se incautaron dos pistolas calibre 9 mm, una motocicleta y tres
cartuchos, calibre 9 mm. Uno de los hallazgos clave en esta operación es la concordancia balística entre una de las armas incautadas y las vainillas encontradas en la escena del crimen del patrullero Marín. Además, se determinó que esta misma arma habría sido utilizada en el homicidio del fiscal Norbey Ruiz, ocurrido el 19 de febrero.
Este resultado representa un avance fundamental en la lucha contra la criminalidad y reafirma el compromiso de la Policía Metropolitana de Barranquilla con el esclarecimiento de los delitos y la defensa de la vida.
La institución invita a la comunidad a continuar apoyando las labores de las autoridades, denunciando cualquier actividad delictiva a través de la línea de emergencias 123 o la línea contra el crimen: 317 896 5523. Se garantiza absoluta reserva.
Día Internacional de la Niñez
Mañana, 26 de abril, se celebra en Colombia el Día Internacional de la Niñez; la Policía Nacional reitera su compromiso con la protección integral de los niños, niñas y adolescentes, al tiempo que invita a la ciudadanía a sumarse activamente a la protección de sus derechos. Esta fecha, más allá de una celebración, se convierte en una oportunidad para reflexionar sobre el rol que cada ciudadano cumple en la garantía de sus derechos.
Actualmente, la Policía Nacional cuenta con un despliegue de funcionarios especializados en la Protección de la Infancia y Adolescencia, con presencia en todo el territorio nacional, lo que demuestra su compromiso permanente por construir un entorno seguro, digno y protector para la niñez colombiana. Estos uniformados están constantemente en contacto con las comunidades para brindar recomendaciones dirigidas a padres, madres, cuidadores y educadores, con el objetivo de fortalecer entornos seguros y protectores para los niños, niñas y adolescentes.
El compromiso desde el hogar es que los padres, madres y cuidadores, acompañe siempre a los menores de edad en actividades públicas o recreativas, enseñarles normas básicas de seguridad y convivencia ciudadana, verificar que los juegos sean adecuados a su edad y actuar con prontitud ante cualquier señal de riesgo o vulneración.
Desde las instituciones educativas se debe dar un enfoque preventivo, para lo cual los directivos y docentes también juegan un papel clave, ya que las aulas de clase son espacios idóneos para difundir mensajes preventivos, además de promover jornadas pedagógicas sobre autocuidado y conocer sobre sus derechos y deberes como ciudadano.
Finalmente, se hace un llamado a todos los ciudadanos para que no sean indiferentes cuando observen un niño, niña y adolescente en una posible situación de riesgo, y para esto es fundamental informar a través de las líneas 123 de la Policía Nacional y 141 del ICBF.